Una vez ha anochecido y durante varios horas grupos de hombres ataviados con taparrabos desplazan enormes antorchas mientras van repitiendo unas mismas palabras a modo de cantico. Puede que estemos acostumbrados a que una celebración se componga de varias fases y que se vayan realizando distintos actos según el momento de la fiesta. Por mi experiencia, los festivales en Japon tienen una gran simplicidad, por lo que tras ver a los porteadores de la primera antoncha gigante, se tiene ya una gran idea de lo que será el resto de la fiesta.
Kurama es un pueblo metido entre montañas, por lo que su calle principal es incapaz de albergar a todos los visitantes que se dan cita esa noche. La organizacion, compuesta de cientos de miembros intenta incesantemente que la multitud sea quien circule sin parar, dando vueltas a un circuito preestablecido y permitiendo de este modo que la gente que continúa desembarcando de los trenes no quede atrapada en la estación, puediendo así adherirse a la fiesta.
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